lunes, junio 21, 2010

EL OBSCENO PAJARO DE LA NOCHE

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Autor: José Donoso, narrador, ensayista y periodista; n. 1924.

Otras obras: Coronación, Este domingo, El lugar sin límites, Casa de campo, La misteriosa desaparición de la marquesita de Loria, El jardín de al lado, La desesperanza (novelas); Veraneo y otros cuentos; El charleston, Tres novelitas burguesas, Cuatro para Delfín, Taratuta, Naturaleza muerta en cachimba (relatos), y ensayos literarios.

Género y corriente: Novela del realismo mágico.

Estructura: Está compuesta por 30 capítulos.

Sinopsis: Humberto Peñaloza, el Mudito, quien al principio de la obra sirve en la Casa de Ejercicios Espirituales de la Encarnación de la Chimba, funge como narrador de los sucesos. A través de él nos enteramos de dos historias paralelas que convergen en la relación entre amos y sirvientes. La familia Azcoitía, millonarios terratenientes de abolengo, representan el paradigma económico, político y social de los integrantes de su clase, odiada, temida y envidiada por los de abajo.
Desde su infancia, Humberto fue conminado por su padre a estudiar para convertirse en "alguien"; además, con sus pocos ahorros, le compró su primer traje para que se fuera acostumbrando al "buen vestir". Mientras recorren el centro de la ciudad en busca de uno vistoso, pero barato, divisan a Jerónimo de Azcoitía, hombre alto, fornido, rubio, de mirada airosa, porte desdeñoso y vestido con una elegancia sin par, quien, sin querer, al pasar junto al niño lo roza en el hombro con su guante. Desde entonces, comenta más tarde Humberto, "un boquete de hambre se abrió en mí y por él quise huir de mi propio cuerpo enclenque para incorporarme al de ese hombre que iba pasando, ser parte suya aunque no fuera más que su sombra".
Años después, Humberto Peñaloza escribe su primer libro y pide a don Jerónimo, conocido de su padre, que le subsidie la publicación. A raíz de ello, don Jerónimo lo contrata como su secretario particular y el joven, en un doloroso proceso, comienza a sufrir la pérdida de su personalidad por sus miedos, decadencia y obsesiones, evidentes a lo largo de toda la obra.
En cuanto entra al servicio de Jerónimo, Humberto se enamora de Inés Santillana, mujer de gran belleza, prima lejana y esposa de su patrón, heredera de abolengo y tierras, como su marido, y con muchas abuelas Azcoitía.
Durante años, el matrimonio ha buscado tener un hijo, que sería el último descendiente de la familia. Pero la aparente esterilidad de Inés lo impide. Aparece entonces un personaje singular dentro de la trama de la obra, la Peta Ponce, nana de Inés, una vieja de aspecto repulsivo, "meica, alcahueta, bruja, comadrona, llorona, confidente, todos los oficios de las viejas, bordadora, tejedora, contadora de cuentos, preservadora de tradiciones y supersticiones", a quien don Jerónimo detesta.
Inés y su nana planean una forma mágica de conseguir el tan deseado embarazo. Para lograrlo, es necesario que Inés y Jerónimo hagan el amor en la casa de la vieja hechicera, pero Jerónimo no acepta esta condición.
Luego de una serie de acontecimientos imprevistos, en la covacha de la Peta Ponce, Humberto Peñaloza hace el amor con la vieja meica confundiéndola con Inés, mientras ésta y Jerónimo lo hacen en su casa. De este embrujo, el matrimonio Azcoitía logra procrear un descendiente, Boy, niño deforme y grotesco.
Ante la monstruosidad de Boy, su padre, ayudado por el fiel secretario Humberto, planea crearle un mundo ficticio en el cual no se sienta incómodo y distinto, para así protegerlo de las burlas que en la sociedad normal, llena de prejuicios, le esperan. Humberto Peñaloza es el encargado de hacer realidad esos planes, habilitando un enorme feudo, La Rinconada, donde todos los habitantes deben ser fenómenos.
Para poblar este sitio, recorre el globo en busca de seres monstruosos y tiene agentes en todas partes para poder reclutarlos. De esta forma consigue a Berta, que se arrastra como un reptil debido a sus piernas inertes; a Miss Dolly, la mujer más gorda del mundo; a Larry, marido de ésta, de brazos y piernas larguísimos y cabeza diminuta; a
Melchor, con sus facciones llenas de grumos; a la Emperatriz, la primera monstruo reclutada, parienta lejana de don Jerónimo, una enana con cara de bulldog; a Basilio, el cabezón acromegálico, y al doctor Crisóforo Azula, con su único ojo en medio de la frente y manos de ave de rapiña. Finalmente, La Rinconada queda a cargo de Humberto Peñaloza, de la Emperatriz y del doctor Azula. Los monstruos obtienen sueldos fabulosos a cambio de sus servicios y Peñaloza podrá dedicarse a escribir la historia de la familia Azcoitía. Pero pasados cinco años, Humberto huye sin haber escrito una sola línea, y La Rinconada queda a cargo de la Emperatriz.
Humberto escapa de su prisión porque el doctor Azula, acatando órdenes de don jerónimo, le está extrayendo la mayoría de sus órganos para regenerar el cuerpo y la cara deforme de Boy. Peñaloza se refugia entonces en la Casa de Ejercicios Espirituales de la Chimba y, fingiendo estar mudo, entra al servicio de la superiora de la institución.
Dicha casa es un enorme convento, parte de la inmensa riqueza de los Azcoitía y que, según se cuenta, fue construida en el siglo XVIII para albergar a Inés de Azcoitía, una niña beata de 16 años que murió en olor de santidad tres años después, encerrada entre esas paredes.
En el tiempo del relato, la casa albergaba a tres monjas, cinco huérfanas y cuarenta asiladas, casi todas viejas sirvientas de casas de ricos, abandonadas allí por sus amos. El asilo descrito por el autor es de una sordidez increíble, y constituye muchas de las mejores páginas de la novela.
El matrimonio de los Azcoitía conserva las apariencias de unidad y amor ante los demás pero, según cuenta Humberto, después de la noche cuando Boy fue concebido, Jerónimo e Inés jamás volvieron a tener relaciones conyugales.
La explicación de don Jerónimo es que no quiere dañar al niño; pero, en realidad, ha quedado impotente a raíz de la noche del encantamiento, pues la Peta Ponce hizo que su fuerza viril pasase a Humberto y, por ello, ahora Azcoitía se hace acompañar por su secretario a casas de prostitución donde sólo logra un orgasmo cuando ve a otros practicar el acto sexual.
Humberto Peñaloza, desde su fuga, es tan sólo el Mudito, sirviente en la Casa de Ejercicios Espirituales, adonde Inés acude con frecuencia en busca de pruebas de la beatitud de su parienta lejana para tramitar su canonización ante el Papa, ocasiones que el Mudito aprovecha para estar cerca de ella y ayudarla en todo cuanto se le ofrece.
De regreso de un viaje a Roma, Inés se niega a volver con jerónimo y se refugia en la casa de retiro donde hace votos de pobreza y, aunque con ciertos privilegios, se suma a la vida miserable de las demás.
Pero no termina allí sus días. Cierta noche, el Mudito intenta violarla, y como consecuencia Inés va a parar a un manicomio, pues ni la madre Benita ni nadie cree que algún hombre haya atentado contra ella, y menos aún el Mudito.
Desde el comienzo de la historia, nos enteramos de que la casa de ejercicios hace mucho tiempo está amenazada con ser derruida porque se va a construir en ese lugar un asilo para niños; pero, al final de la novela, se hace a un lado el temor del desalojo que ha embargado a todas las viejas, pues gracias a la inmensa fortuna que había ido acumulando Brígida, una de las más antiguas asiladas, muerta recientemente, se ha podido construir un nuevo y moderno albergue, adonde serán trasladadas todas.
Un día, Jerónimo visita La Rinconada, para ver lo que allí sucede. Boy es ya adolescente. Ha descubierto el plan urdido por su padre. Abrumado, se escapa integrándose al mundo y es allí donde se da cuenta de lo monstruoso que es él. Luego de cinco días, Boy regresa a La Rinconada y propone al doctor Azula y a la Emperatriz, quienes se han casado, legarles toda su fortuna si el médico logra extirparle de la mente el recuerdo de aquella evasión.
Por otra parte, esta pareja también trama eliminar a jerónimo, quien por tanto tiempo ha esclavizado a todos. Una noche, al visitar La Rinconada, Azcoitía se emborracha, cae a la alberca y se ahoga. Boy es operado y se convierte en un ser sin memoria. En cuanto al doctor Azula y la Emperatriz, poseedores de una gran fortuna, se trasladan a Europa y abren una clínica en Suiza.
El mundo narrativo de esta singular obra de José Donoso confirma que la novela es "la expresión lingüística de una obsesión". Asistimos en ella a la contraposición de dos sectores sociales diferentes: la clase rica y poderosa, al mismo tiempo decadente, sin fuerza ni vigor, que muere sin descendencia porque sólo es capaz de dar una semilla podrida, y los sirvientes —viejos en su mayoría— arrastrando una existencia patética y grotesca. Existe también una constante relación entre el presente y un pasado ya lejano y perdido, evocado bajo la doble mirada obsesiva del narrador-protagonista, que emplea todos los tiempos y personas verbales y se mueve con libertad yendo y viniendo continuamente por el espacio-tiempo del relato.
Indudablemente, El obsceno pájaro de la noche, publicada en 1970, es una novela extraña. José Donoso relata desde afuera empleando una prosa casi sin puntuación, torrencial, obsesiva, con penetrantes observaciones psicológicas, descripciones realistas y diálogos. No existe el tiempo lineal, tampoco una única persona verbal. Corresponde al lector ir armando las historias, imaginando, ordenando lo complejo, lo ambiguo, lo mágico.

MARÍA NADIE

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Autor: Marta Brunei, narradora, ensayista y poetisa; 1901-1967.

Otras obras: Montaña adentro, Bestia dañina, Bienvenido, María Rosa, Flor de Quillén, Aguas abajo, Humo hacia el sur, La mampara, Amasijo (novelas); Don Florisondo, Reloj de sol Cuentos para Marisol, Raíz de sueños, Soledad de la sangre (cuentos); ensayos literarios, y un libro de poemas para niños.

Género y corriente: Novela psicológica moderna.

Estructura: Está dividida en dos partes: El pueblo y La mujer.

Sinopsis: El Colluco surge a la par que la industria maderera en la región, actividad por la cual los empresarios se ven impelidos a construir la estación del ferrocarril, más para acarrear madera que para transportar personas. A partir de este momento, El Colluco se va poblando de obreros recién llegados a la zona y de pequeñas casitas; surge la escuela y una fonda. El narrador nos cuenta la vida de Reinaldo, uno de los nuevos pobladores, encargado de las obras de construcción en el pueblo. Así nos enteramos de la incomprendida necesidad de afecto de Reinaldo durante la infancia; de sus deseos frustrados por llegar a ser conductor de masas, debido a la autoridad del padre; del viaje al Colluco adonde llega casado por disposición de su madre. Con Ernestina, la esposa, descubre la sexualidad y procrea un hijo, apodado Cacho; pero, sobre todo, sabemos del amor que en él despierta María López.

Una peculiar mujer que responde al apodo de la Petaca es otro de los protagonistas. Su entereza ante los avatares de la vida, el amor por el pusilánime Lindor, pero fundamentalmente por su hijo el Conejo, centran su existencia.
Las intrigantes encargadas del correo y el telégrafo, "Misia Melescia" y Liduvina, configuran personajes antagónicos ante la viudez; la primera representa a la tradicional viuda amargada, fea y de mal humor, en tanto que su hermana busca verse siempre joven y hermosa. Enterarse de los secretos de los habitantes del pueblo se vuelve el único punto de interés en la vida de estas dos mujeres, cuya cotidianidad se ve alterada con la llegada de la telefonista, María López.
Desde antes de su arribo, a causa de las modificaciones que deben hacerse a la casa de las viudas, "Misia Melescia" decide no aceptar a la intrusa. Liduvina, por el contrario, espera su amistad, y todo el pueblo está a la expectativa de la que pronto llegará.
María López resulta ser una joven guapa, reservada y pelirroja, que además usa pantalones y escucha radio todo el día, rompiendo con los esquemas sociales del pueblo. Todo ello hace que sea rechazada en el Colluco, por unos más que por otros. Hay quienes la aceptan y entre ellos se cuentan el Conejo y Cacho.
Estos y la telefonista inician una muy grata amistad llena de fantasía. Tienen su primer encuentro en un paraje secreto del monte. Cuando María aparece, ellos la adoptan en su mundo de duendes y hadas, y le destinan el papel de "la niña de los cabellos de oro", a quien cada tarde hacen innumerables regalos recogidos en sus excursiones por el campo. Entre los obsequios del Conejo se cuentan ramos de violetas, encontradas en la zona gracias a su audacia y tesón. Por este motivo, cuando Cacho descubre una violeta en la solapa del saco de Reinaldo, su padre, y se lo comunica al Conejo, ambos se sienten traicionados por la joven. Por esto rompen la amistad con ella y queda al descubierto el primer amor del Conejo, quien después del episodio entra en un terrible estado de celos y depresión. No obstante, los celos del Conejo hacia Reinaldo no resultan del todo infundados. A la llegada de María López al Colluco, Reinaldo se enamora de inmediato de ella y, aunque no la asedia ni le propone ningún tipo de relación, vive deseando que ésta se dé en alguna forma; pero por los convencionalismos del pueblo, resulta imposible.
El arribo de una compañía teatral se convierte en el detonador de importantes sucesos. Cuando todo el pueblo y los habitantes de las rancherías cercanas están reunidos la tarde del estreno, la llegada de María López, pese a ir vestida a la usanza del lugar, suscita un escándalo. Al saludar a las familias de Reinaldo y de don Lindor, María advierte y no elude la presencia del Conejo, pero éste se refugia entre los brazos de su madre.
Esta acción provoca que la Petaca imagine una relación íntima entre ella y su hijo e insulte a María. "Misia Melescia" aprovecha esta situación para en seguida correr del pueblo a la joven, gritarle improperios y llamarla María Nadie.
María regresa a su casa y, a manera de monólogo interior, reflexiona sobre su vida. Nos enteramos entonces de su lucha por independizarse económica y moralmente, tratando de romper con el arribismo de sus padres; de su relación amorosa con Gabriel Arcángel, situación que la había puesto muy tensa y nerviosa por su irregularidad, y del consecuente embarazo no deseado por el amante.
Mientras Gabriel propone el aborto, María decide tener a su hijo y huye de la casa. Al otro día se encuentran, y luego de que él le hace el amor en forma violenta, ella pierde al bebé.
Esto es motivo de que María dé por terminada su relación con Gabriel y se vaya a vivir al Colluco, donde esperaba rehacer su vida. Pero después de que "Misia Melescia" la llama María Nadie, se da cuenta del profundo amor que aún siente por Gabriel. Regresa a la ciudad en busca del antiguo amante y halla la oportunidad de ser María López, María alguien.
Esta novela, publicada en 1957, es una de las primeras dentro de la literatura chilena que muestra personajes femeninos tan complejos y que, además, cuestiona los convencionalismos sociales, cuya presión obliga a que se sacrifiquen deseos y capacidades personales.
Marta Brunei es una importante narradora latinoamericana, y María Nadie está catalogada como una de sus obras más reconocidas dentro y fuera de su país.

HIJO DE LADRÓN

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Autor: Manuel Rojas, narrador, poeta, y periodista; 1896-1973.

Otras obras: Hombres del sur, El delincuente, Lanchas en la bahía, El vaso de leche (cuentos); Travesía, La ciudad de los césares, Mejor que el vino, Punta de rieles, Viaje al país de los profetas, La oscura vida radiante, Sombras contra el muro (novelas); diversos poemas, y varios ensayos literarios.

Género y corriente: Novela realista moderna.

Estructura: Está constituida por cuatro partes que en total suman 42 capítulos.

Sinopsis: Aniceto Hevia narra la historia de su vida. Hijo de un afamado ladrón, tuvo sin embargo una vida familiar sosegada y casi feliz. A pesar de los sobresaltos y mudanzas, casi ineludibles dada la condición del padre, Aniceto recuerda con cariño y ternura los años compartidos con sus hermanos y su madre en la ciudad de Buenos Aires.
La pobreza y la falta de posibilidades de empleo no aparecen sino en su propia historia de adulto. El mundo marginal donde, en esos lejanos días, el niño ubica a su padre y amigos está descrito con la ingenuidad y el alborozo de quien ama la aventura. Su experiencia le hará olvidar, sin embargo, esos tintes alegres de la marginalidad. Cierto día, la policía toma presos a él y a su madre por el simple hecho de ser familiares del Gallego, conocido ladrón. A partir de ese momento, comienza la inmersión de Aniceto, entonces un niño de doce años, en la vida carcelaria y la pobreza.
Con la muerte de su madre, la situación de la familia toma un cariz desesperado. El padre debe cuidar de los niños y, puesto que no sabe hacer otra cosa, roba para mantenerlos. Pero la suerte no está de su parte y lo llevan a la cárcel. Aniceto y sus tres hermanos, abandonados a su destino y sin dinero, optan por separarse, aunque esto sea la solución más triste para ellos. El adolescente ve escaparse todas sus ilusiones y, sin documentos ni recursos, se marcha a Chile. Allí tampoco puede encontrar empleo provechoso, pero esa especie de predestinación a la desgracia que marca su vida lo lleva a caer, por error, en la cárcel. De allí saldrá; desesperado y enfermo, luego de cumplir la injusta condena.
En Valparaíso conoce a quienes serán sus compañeros futuros, con los cuales aprende a recoger metal en las arenas de la playa. Así consigue costearse una comida al día y un lugar donde dormir. El filosofo, un anarquista con ideas propias sobre el trabajo, y Cristián, un ladrón cuya vida entera ha transcurrido en la cárcel, comparten su desdicha. Con ellos se marcha, al final de la historia, para trabajar honradamente como albañil y pintor. Sin embargo, quienes conocen la historia de su vida, saben que esa perspectiva aparece como una ilusión efímera. Con las lluvias, el trabajo se tornará imposible y los amigos se hallarán de nuevo en la calle y desempleados. No hay mucho que esperar de la vida, y Aniceto Hevia, ese joven prematuramente envejecido, lo sabe.
Esta novela podría asociarse a la narrativa picaresca, por su desenfado en el recuento de la vida marginal y su reconocimiento explícito de que ser ladrón es una profesión tan respetable y necesaria como cualquier otra. Sin embargo, el desgarramiento moral de este joven, que no encuentra dónde pueda ganarse honradamente el pan, hace que la novela sea recibida como algo más cercano a la denuncia que a la recreación de un ambiente. La frecuencia con que se narran, por sus propios protagonistas, las vidas de los desheredados de la fortuna, hace que sea un relato inolvidable. Al mismo tiempo, la variedad de narradores e historias aporta tal riqueza a la novela que difícilmente podría lograrse de otro modo sin conocer los mecanismos del género. Es por eso que Hijo de ladrón, aparecida en 1951, se considera la mejor de las novelas de Manuel Rojas y una de las más significativas dentro de la narrativa chilena.

jueves, junio 10, 2010

LECTURAS PARA MUJERES

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Autor: Gabriela Mistral, seudónimo de la poetisa, prosista, educadora y diplomática Lucila Godoy Alcayaga, premio Nobel de literatura en 1945; 1889-1957.
Otras obras: Tala, Desolación, Ternura, Rondas para niños, Lagar, La cabalgata, Estampas (poesía); Recados, Contando a Chile (ensayos literarios).
Género y corriente: Prosa poética.
Estructura: Está compuesta por un prólogo y siete apartados: Hogar, Maternidad, México y la América española, Trabajo, Motivos espirituales, Naturaleza y Motivos de Navidad.
Sinopsis: Los escritos de Gabriela Mistral, en la primera parte, tienden a crear conciencia y recuperar el papel de la madre en la familia: bondad, paciencia, disposición hacia los hijos son los temas centrales de sus ensayos. Recuerdos de la madre ausente rememora el amor materno, su capacidad para guiar a los hijos y la gratitud eterna de la hija quien, a pesar del tiempo transcurrido entre la infancia y la madurez, no deja de añorar la época de entrega de cuerpos, sentimientos e ideas compartidas: "Yo hubiera querido que como antes, en cada frase mía estuvieran tus palabras ayudadoras, para que lo que iba diciendo fuese como una guirnalda de las dos."
Poemas de la madre corresponde a la segunda sección. En este texto, la autora reflexiona en torno a la sabiduría que proporciona la maternidad, la dulzura y el dolor infinitos que se experimentan por el hijo: "¡Por siempre mi llanto y mi sonrisa comienzan en tu rostro, hijo mío?" Asimismo, establece una relación entre la tierra y la mujer por su tendencia protectora: "No he visto antes la verdadera imagen de la tierra. La tierra tiene la actitud de una mujer con un hijo en los brazos, con sus criaturas (seres y frutos) en los anchos brazos."
En la tercera parte de la obra, aparecen varios textos de la autora. Silueta de Sor Juana Inés de la Cruz resalta el quehacer literario de la ilustre monja jerónima en una época en que ello estaba vedado a las mujeres. Se subraya el tesón y entrega de la poetisa, su capacidad de darse y, sobre todo, su ansia de saber y su valentía para permanecer fiel a su vocación creativa en medio de una sociedad insulsa y frívola: "Tuvo que soportar ser el dorado entretenimiento del hastío docto de los letrados." Este personaje histórico le permite en Silueta de la india mexicana y en A la mujer mexicana retratarlas en su misión de criar y educar a los hijos, y sugerirles imitar la actitud de sor Juana en cuanto a su arrojo, no tanto en su afán de saber sino en defender los derechos. de sus hijos.
Las jícaras de Uruapan muestra, en la cuarta sección, el quehacer artesanal de los indígenas mexicanos, su peculiar capacidad para dibujar y combinar colores, siempre en íntima relación con la naturaleza: "Los tintes que el indio da a la jícara son vivos. Pone en su creación los colores ardientes que pintan la tierra cálida, los mismos de su traje y su sarape."
La riqueza territorial del país constituye otro motivo de este mismo apartado. Croquis mexicano y México maravilloso recrean las bellezas de la geografía mexicana. El maguey y la palmera real "de cuello eterno" —entre otras plantas características del país — suscitan sentidos elogios en la escritora.
La hora que pasa forma parte de la quinta sección. El texto alude al valor del trabajo artesanal del pueblo. Al mismo tiempo, la autora aprovecha para hacer un llamado optimista y positivo a todo ser humano, "entrega tu labor: tu tela, tu ladrillo, tu cántaro o tu poema", más allá del desaliento, de lo caduco y de la muerte, que "tal vez, ya tiene sus pies dentro de su telaraña aterciopelada y blanda". Todo el texto es un canto al trabajo, una invitación a no desperdiciar el presente, "la hora que pasa que no debemos dejar escapar".
Por otra parte, es la suya una prosa poética abundante en metáforas muy significativas:, "Apresúrate a dejar pintado el semblante de tu alma en la faena."
De los dos últimos apartados, destaca El placer de servir, donde afirma: "Toda la naturaleza es un anhelo de servicio. Sirve la nube, sirve el aire, sirve el surco." Como en el texto anterior, aquí las palabras de la autora invocan el trabajo, la responsabilidad, pero también los pequeños servicios hechos con humildad: " ¡Qué triste sería el mundo si todo en él estuviera hecho, si no hubiera un rosal que plantar, una empresa que acometer!", y pone como máximo ejemplo de entrega total a Dios, "que da el fruto y la luz".
Este libro, aparecido en 1923 y escrito por encargo del gobierno de México para las secundarias femeninas, reúne un vasto número de magníficos trozos literarios de los autores predilectos de Gabriela Mistral, con trabajos y comentarios de ella, la mayoría de profundo lirismo y espiritualidad, intercalados entre aquéllos, poniendo de manifiesto sus simpatías por la filosofía oriental, la teosofía, el budismo, el Antiguo Testamento, Jesús de Nazaret, Rabindranath Tagore y Romain Rolland, el notable exégeta de los libros de la India. La finalidad de Gabriela Mistral es proporcionar información y cultura espirituales para la superación personal de sus lectoras, a partir de los intereses y necesidades genéricos.
Con sus palabras, la autora quiere orientar a toda mujer para que desempeñe mejor el papel de madre, para lo cual también considera necesario el acercamiento a lecturas que le proporcionen conocimiento del mundo y, a la vez, riqueza interior.
Lecturas para mujeres conduce y se adentra en el ámbito de la reflexión y de la interioridad de todo ser humano, partiendo de hechos concretos. Su estilo sencillo, intimista, de gran belleza y poesía, presta un admirable marco formal al profundo idealismo de su contenido.

MARTÍN RIVAS

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Autor: Alberto Blest Gana, narrador, ensayista, dramaturgo, periodista y diplomático; 1830-1920.

Otras obras: Una escena social, El primer amor, Engaños y desengaños, La fascinación, Juan de Aria, La aritmética en el amor, El pago de las deudas, Un drama en el campo, El ideal de un calavera, Durante la reconquista, Los trasplantados, El loco Estero, etc. (novelas); El jefe de familia (teatro); ensayos, y artículos periodísticos.

Género y corriente: Novela realista.

Estructura: Consta de 65 capítulos.

Sinopsis: Martín Rivas, humilde joven provinciano, a la muerte de su padre, parte a la ciudad de Santiago para realizar estudios universitarios, con los cuales piensa solventar en el futuro la situación económica de su madre y su hermana.

Ya en la capital, se hospeda en casa de un antiguo conocido de su padre, don Dámaso Encina, hombre rico y de pocas luces, quien lo recibe bien, pero siempre marcando la distancia entre ellos. Don Dámaso le encarga llevar la correspondencia y las cuentas de sus negocios, ofreciéndole una retribución mensual. Martín rechaza el pago pero no la tarea, argumentando la deuda moral que lo une a la familia Encina por haberlo recibido como huésped. En el hogar, don Dámaso cuenta el incidente y su hija Leonor externa un comentario agrio, pues ve esta actitud del joven como una maniobra muy hábil para congraciarse con ellos.

Rivas, como buen provinciano, pasa por un periodo de adaptación a su nuevo mundo. El desconocimiento de las costumbres citadinas, en relación con la gente humilde, lo lleva a un altercado con los zapateros de la calle, hecho que le cuesta el encarcelamiento durante algunas horas. Esto provoca la burla de Agustín, el hermano de Leonor, situación que lo obliga a considerar las diferencias sociales y económicas existentes entre él y la familia Encina. Por otra parte, su carácter introvertido y reservado no le permite hacer amistad con los compañeros de la escuela, quienes, ocupados en las distracciones propias de la juventud, poco se ocupan de las obligaciones académicas.

La conciencia de su pobreza y el naciente amor por Leonor acentúan la soledad del protagonista. Don Dámaso, para sacarlo de tal aislamiento, lo invita a las tertulias que noche a noche se ofrecen en su hogar, argumentando que para un futuro licenciado es necesario relacionarse con la gente pudiente del lugar.

En las tertulias, la política es el tema central de la charla entre los asistentes masculinos. Cada reunión aborda el tema de la posición conservadora del gobierno y la lucha que contra éste sostiene la Sociedad de la Igualdad, integrada por miembros del partido liberal. En el transcurso de la narración, don Dámaso pasa de liberal a conservador al considerar la posibilidad de ocupar el puesto de senador.

Al principio, Martín se muestra reservado; pero cuando se le pide su opinión, sin manifestarse a favor de los liberales, declara a los contertulios estar en contra de los mecanismos represivos que comienza a implantar el gobierno.

En la universidad, Martín conoce a Rafael San Luis, quien le confía su amor por Matilde Elías, sobrina de don Dámaso, con quien tiempo atrás estuvo comprometido, pero, debido a la actitud interesada del padre de ella, no pudieron casarse, pues don Fidel Elías consideró más conveniente la boda de su hija con un hombre rico —Adriano—, matrimonio que no se realiza por la muerte del prometido.

A raíz de esta confidencia, Martín interviene en los conflictos amorosos de la familia y consigue reconciliar a Matilde con Rafael; pero éstos al final no se casan por un desliz amoroso de San Luis quien, con gran dolor en el corazón por su amor frustrado, se integra de lleno a la lucha de los liberales.

Agustín Encina sale bien librado de su aventura amorosa con Adelaida —quien, junto con su hermano y su madre, le tiende una trampa para obligarlo a casarse con ella— gracias a la oportuna intervención de Martín. Éste descubre el engaño y, en nombre de don Dámaso, negocia con Amador, hermano de Adelaida, la indemnización económica a la familia por la conducta irresponsable de Agustín.

Mientras esto acontece, Martín se va enamorando cada vez más de Leonor, pero considerando las diferencias sociales que los separan no se atreve a declararle sus sentimientos. Sin embargo, la actitud siempre dispuesta y recta de Martín va ganando la voluntad de Leonor y, casi sin darse cuenta, ella corresponde el sentimiento, aunque al principio lo oculta por orgullo.

Finalmente, él se decide a confesarle su amor por escrito. Sin embargo, la ayuda que Martín presta a Edelmira, hermana de Adelaida, librándola del matrimonio que su madre planea para ella, hace suponer a Leonor un nexo amoroso entre Martín y Edelmira, y pospone el momento en que se aclare la situación. Martín abandona la casa de los Encina al darse cuenta de la desconfianza de Leonor.

Tiempo después, el joven se involucra en la revolución, durante el histórico motín del 20 de abril de 1851; junto con Rafael, Martín cae en prisión y es sentenciado a muerte. Don Dámaso interviene, a instancias de Leonor, para que lo pongan en libertad. Por fin se aclara el asunto con Edelmira y Leonor acepta casarse con Martín; luego, don Dámaso delega en él la dirección de sus negocios para poder dedicarse de lleno a la política, esperando conseguir la tan deseada senaduría.

La acción de Martín Rivas transcurre de principios de julio de 1850 a fines de octubre de 1851, lapso que abarca un momento político de gran trascendencia en Chile: la primera revolución liberal en ese país, fenómeno colectivo de gran envergadura que crece desde los motines y las sublevaciones castrenses hasta alcanzar magnitud nacional, cuyas principales manifestaciones son la rebelión de las provincias norteñas, el levantamiento del ejército del sur y los sangrientos hechos protagonizados por Chambiaso en Punta Arenas.

El motín de Urriola, en abril de 1851, es el leitmotiv de la novela y el nudo que precipita el desenlace narrativo. Por otra parte, en la obra se hacen resaltar el heroísmo y la consolidación de la ideología burguesa. Don Dámaso Encina representa y caracteriza la gestación de esta clase social, con sus negocios dudosos y florecientes como un medio de progresivo enriquecimiento.

Alberto Blest Gana fue uno de los primeros escritores realistas en lengua española. Martín Rivas, publicada en 1862, es una excelente novela cuyos valores literarios más importantes radican en la diversidad de situaciones, la descripción objetiva de costumbres sociales de la época, la trama narrativa que combina la lucha y hace contrastes entre conservadores y liberales en Chile, la consolidación de la burguesía y la pintura de los personajes y de sus amores, exentos de toda afectación y de excesiva carga sentimental.

lunes, junio 07, 2010

EL TUNEL

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Autor: Ernesto Sábato, narrador y ensayista; n. 1911.
Otras obras: Sobre héroes y tumbas, El escritor y sus fantasmas, Tres aproximaciones a la literatura, de nuestro tiempo (ensayos); Abaddón él exterminador, Robotización del hombre, Nunca más (novelas).
Género y corriente: Novela realista.
Estructura: Está dividida en 39 capítulos numerados.
Sinopsis: Juan Pablo Castel, es un pintor recluido en una clínica mental porque asesinó a su amante, María Iribarne. Allí escribe la historia de su vida, plena de remordimientos e incertidumbre, intentando así explicarse su propio proceder.
En una exposición de los cuadros de Castel se encontraron. Al verla mirar detenidamente uno de ellos, comprendió que esa mujer era la única persona en el mundo preparada para entenderlo. No logró hablarle esa misma noche, pero a partir de ese momento vivió con la esperanza de encontrarla alguna vez por azar.
Al fin se realizó el milagro anhelado por Castel. En cuanto la vio de nuevo, le habló del cuadro que los unió y ella lo recordó con precisión. Así se inició su relación y Castel se sintió transformado, cambió su visión de las cosas y de los otros.
Inesperadamente, la mujer huye a su propiedad en el campo y el pintor recibe una nota de ella por medio de Allende, esposo de María, que es ciego y vive en Buenos Aires, lugar de residencia habitual de la pareja. Juan Pablo prueba la falta de confianza en él y no comprende los motivos por los cuales ella prefirió ocultarle que era casada. Además, le preocupa también qué clase de relación existe entre María y Hunter, el administrador de la estancia.
Después de la vuelta de María, vuelven a verse y la relación entre ellos se afianza. Pero Castel siente celos y con sus sospechas tortura siempre a María. Estar juntos se vuelve insoportable para ambos amantes. María parte de nuevo a la estancia y Castel se consuela bebiendo cada vez más.
En el campo, María recibe numerosas cartas donde el pintor va desde las confesiones de amor y la solicitud de perdón, hasta la amenaza de suicidarse si ella no regresa. Ella lo invita a ir a la estancia y, una vez allí, Castel interpreta cada gesto, cada silencio de la mujer como un indicio de infidelidad. Juan Pablo no soporta permanecer allí por más tiempo y huye. En Buenos Aires, donde ha vuelto a beber y lo han arrestado, Castel escribe a María —de vuelta en la ciudad— reprochándole que comparta su amor con Allende y Hunter. Una vez puesta la carta en el correo se arrepiente de haberla enviado y quiere recobrarla, pero ya no le es posible.
Ella se niega a escuchar sus doloridas súplicas y se va de nuevo a la estancia. Cuando Juan Pablo se entera, enloquecido, parte hacia allá. Ve salir de la casa a María tomada del brazo de Hunter y luego cómo ambos suben a las habitaciones. Las luces de su cuarto se encienden mucho después que las del dormitorio de él, y Castel no puede contener por más tiempo sus celos. Irrumpe en la habitación y, ante la sorpresa de su víctima, la acuchilla.
De regreso a Buenos Aires, el asesino busca a Allende y le explica lo ocurrido, pero éste no le cree y lo tilda de insensato. Luego sabrá cómo el ciego se suicidó en forma inexplicable para él.
Recluido en un sanatorio mental, Castel continúa pintando, aunque ya para nadie en particular. Sabe que sólo María entendió su sensibilidad. Pero también comprende que su arrepentimiento no podrá devolverla a la vida.
Esta novela describe la desesperación de un artista que se siente incomprendido. La enfermedad, una psicopatía dictaminada por los médicos que internan a Castel en la clínica mental, impide al pintor detenerse a entender las razones del comportamiento de la mujer que ama. El tono reflexivo del relato y la tristeza por haber perdido a María no lo eximen de culpa, y Juan Pablo lo sabe.
Más allá de particularidades, lo que el autor parece querer formular es la profundidad del mundo y del hombre, y el ansia, nunca satisfecha, de comunicación con el otro. Ambos elementos están conectados mediante un simbólico túnel, ese túnel que el hombre no sabe o no puede dejar de construir para aislarse de los demás, túnel subterráneo que tampoco sabe o no se atreve a recorrer para adentrarse y conocerse a sí mismo.
En cierto sentido, esta novela inicial de Ernesto Sábato (1948) prefigura algunos de los temas más importantes de la narrativa

LA BAHÍA DEL SILENCIO

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Autor: Eduardo Mallea, narrador y ensayista; 1903 - 1982.

Otras obras: Cuentos para una inglesa desesperada, La ciudad junto al río inmóvil El vínculo, Posesión, (relatos); Nocturno europeo, Fiesta en noviembre, Todo verdor perecerá, Las águilas, Rodeada está de sueño, El retorno, Los enemigos del alma, La sala de espera, La barca de hielo, En la creciente oscuridad (novelas); Historia de una pasión argentina, El sayal y la púrpura (ensayos).

Género y corriente: Novela psicológica.

Estructura: Está dividida en tres libros: Los jóvenes, Las islas y Los derrotados, con un total de 59 capítulos.

Sinopsis: Martín Tregua escribe sus memorias a Beatriz, quien para él simboliza el ideal de belleza interior, y a la que exalta como lo hiciera Dante con su amada.
Martín es escritor y no sólo cuenta los hechos y las circunstancias de su vida como tales, pues, además del aspecto puramente anecdótico, presenta lo que interiormente significa cada uno de los seres encontrados en su recorrido por diferentes lugares y épocas.
En el primer libro de la obra, Martín Tregua intenta profundizar en las vehementes ideas de Anselmi y Jiménez, y también en las suyas, platicando acerca de sus vidas y examinando las experiencias vitales de cada uno y la realidad del país donde habitan. A mayor abundamiento, en sus reuniones y correrías reviven y descubren esperanzas, haciendo surgir nuevas ideas y proyectos que los alientan a encontrar mejores posiciones desde donde pueden captar más amplias perspectivas.
En su entusiasmo, con desorden y curiosidad barajan literatura, teorías e ideales del futuro argentino. Sin embargo, Martín advierte que faltan rumbos claros, no sólo entre ellos, sino en todo el territorio nacional, pues carecen de un propósito definido por el cual luchar y, en consecuencia, deben hacer algo.
En el grupo, con la ayuda de César Acevedo, nace la idea de editar una revista, porque vincularse en torno a una publicación periódica era una forma intelectual de ligarse en aquella época; también significaba un acto de rebeldía ante la posición tradicional y conservadora representada por la universidad a donde asistían.
Bautizaron la revista con el nombre de Basta, y a los fundadores se unen otros colaboradores, pero escriben sus opiniones sin gran convicción. La publicación tiene corta vida debido al pesimismo, la abulia y la bohemia en que todos viven. Dice uno de los personajes que "en este país algunas ideas, de pronto, parecen buenas a la opinión. Son aplaudidas y compartidas, como se aplaude en un circo el salto mortal de un acróbata y se comparte su emoción. Durante el tiempo que dura la prueba, existe ese estado de comunión, esa solidaridad, esa intensa simpatía; pero a la salida del circo nadie tiene el deseo de acercarse al acróbata y felicitarlo cuando se marcha por la puerta de los artistas. Se nos ha seguido así, con aparentes aplausos y con indiferencia real. Este pueblo está preocupado por otras cosas. Está dormido. Está embotado."
Tregua, en este trance, empieza a reunir apuntes para un extenso libro que llamará Las cuarenta noches de Juan Argentino, cuyo título alegórico confirma la preocupación y pesadumbre del protagonista por el destino de la nación del Plata.
En Las islas, segundo libro de la novela, Tregua realiza un largo viaje por Europa, donde espera hallar algún recurso para remediar la soledad, la apatía y el mutismo de su tierra, su "bahía del silencio", como llama a la Argentina.
Durante su viaje hace amigos, contempla obras de arte, escucha opiniones. Cada uno de los personajes que Martín va conociendo expone sus preocupaciones y proyectos propios. A veces, en su relato alternan el ensayo y la ficción, pero esta dualidad es aparente porque así el protagonista presenta, a través de los criterios e ideas de los distintos personajes, el verdadero sentido del hombre americano. Tregua se reúne en Paris, en el antiguo teatro D’Harcourt, con un grupo antifascista. Piensa obtener de ellos ideas para aliviar el mal que aqueja al hombre americano, y por eso reseña la polémica suscitada entre Orio Sacariol y el profesor Autoriello.
Martín, lejos de su patria, sigue pensando en sus lecturas y en terminar Las cuarenta noches de Juan Argentino, cuyo texto continúa creciendo. Al mismo tiempo, trata de comunicar a sus amigos europeos, quienes también viven en crisis, el sentido de un país nuevo, pero no lo entienden. Esa patria naciente la representan como algo lírico e informe, pues "vivían abrazados al esqueleto de las estructuras más vetustas, en las cuales el hombre es un pequeño tornillo férreo que nace y muere mohoso en su justo agujero." A la distancia, el amor de Tregua hacia la Argentina ideal, representada por Beatriz, sigue vivo.
En el tercer libro, Los derrotados, Martín regresa a Buenos Aires. Conoce a Gloria, que en su tristeza y silencio parece simbolizar a la Argentina real. Se trata de una mujer extraña, consciente y amante de su soledad. Con ella no se puede establecer ningún vínculo profundo porque es difícil de comprender y porque siempre se encierra en sí misma.
En Buenos Aires, Martín Tregua acude también a casi todos sus antiguos compañeros de juventud para recordarles con impaciencia sus conversaciones y proyectos de muchos años atrás acerca del país, y de la necesidad de vencer nefastas inhibiciones que los atenazan y crear un centro como el del teatro D'Harcourt, donde se pudiera expresar libremente la verdad. Sin embargo, empareja su afán "con la irremediable, la ingénita ineficacia" de aquéllos, sus amigos, los soñadores europeos.
Es Martín Tregua un hombre que busca en su conciencia y en la de los demás la oculta verdad de su país y sus habitantes, por ello nos muestra en su narración un catálogo de tipos humanos, de los cuales va definiendo cada pensamiento y acto, también cada una de sus incertidumbres acerca de las causas que subyacen bajo el silencio en que está sumida la Argentina. No obstante —confiesa a Beatriz— quizás Anselmi, Jiménez, Acevedo, Gloria, Autoriello y Sacariol no estaban equivocados. Tal vez eran ilusos o andaban perdidos, pero no habían fracasado porque, a fin de cuentas, eran conciencias íntegras, sinceras y honestas, "que esperan el triunfo final recogido en la bahía, en la bahía del silencio".
En esta novela, Eduardo Manea se detiene morosamente en describir decadencias, esperanzas y personajes con una profunda vida interior; es decir, existe por parte del autor una intención manifiesta de presentar la idiosincrasia y la suma de las ideas del argentino común. La obra está permeada por un motivo importante, un constante, intenso e indestructible lazo de amor que lo une y lo remite siempre a Beatriz, indudable encarnación de su Argentina, país para él detenido en el tiempo.
Se dio a conocer en 1940.